Sociable y muy cariñosa, aunque al principio se muestre algo retraída. Es muy cercana y buena, le gusta jugar con los demás perrillos y se desvive por nuestras caricias, en solo dos días se ha adaptado al refugio y ha recuperado la alegría. HISTORIA: Soy una pequeña podenca que han abandonado, como a tantos otros podencos, en mitad de la nada, sin chip para que no puedan localizar al dueño que me ha usado y luego me ha tirado. Una noche me vieron unas chicas jóvenes por la zona “del botellón” y, como son sensibles y buenas, se acercaron a mí con cariño. Me vieron asustada, hambrienta y empapada del agua que ha caído estos días, y ya no me dejaron. Pasé esa noche en casa de una de ellas y al día siguiente me trajeron aquí, donde he encontrado una familia, pero es una familia tan grande que no podré quedarme para siempre, por lo que necesito una casa para vivir rodeada de amor y respeto para siempre, así, habrá otro hueco para que otro perrillo abandonado pueda tener una nueva oportunidad.