Sumiso y bueno, un poco tímido hasta que te conoce. Ël también piensa que le vas a hacer daño y es que ha dado muchos “tumbos” hasta llegar a nosotros. Solo necesita que le muestres tu cariño y que lo apegues a ti para que puedas comprobar lo mal que lo ha pasado, su temblor y sus ojos y orejas hablan por sí solos. Unos minutos en tus brazos y el miedo se le va pasando. Se lleva bien con todos los perrillos y comparte chenil con dos compañeros. HISTORIA: un matrimonio me recogió por la carretera y me trajeron en un transportín. Llamaron antes al Hogar de Asís pidiendo asilo para mí porque ellos no podían adoptarme ya que sus perros no me aceptaron. Llegué aquí con mucho miedo, dicen que daba la sensación de que acababan de separarme de mi familia, pero, como casi siempre, yo tampoco tenía chip identificativo, así es que no han podido localizar a mis dueños. He pasado a ser un perrillo más del Hogar de Asís, acogido para buscarme una familia a la qu ele importe tanto que no quiera perderme nunca.