Sociable y muy cariñoso, muy bueno. Ha pasado gran parte de su vida atado, por eso ahora, disfruta al correr y jugar con sus compañeros durante los recreos. Se lleva bien con todos los perrillos y comparte chenil con una compañera.

HISTORIA: Mi antiguo dueño ya no me quiere, bueno, no me ha querido nunca, solo me ha “usado” durante unos años y cuando se ha cansado de mí me ha traído al refugio. La verdad es que siempre he sido tratado como una cosa y, aunque nosotros, los perrillos, guardamos fidelidad, incluso cuando nos maltratan, yo me siento feliz aquí pudiendo correr y jugar sin sentir la cadena atada a mi cuello. Nunca había jugado tanto con otros compañeros ni había oído palabras de cariño ni sentido el afecto humano y es muy fácil acostumbrarse al cariño. Ahora me siento importante para las personas que me cuidan y que no quieren que sufra y quisiera no perder esta dulce sensación de ser querido.