Sociable, cariñosa y juguetona. Se lleva bien con todos los perrillos y a veces “echa pulsos” con Opel, como buenos hermanos que son. Ahora crecen y juegan sanos y felices.

HISTORIA: A mis siete hermanos y a mí nos abandonaron junto a nuestra madre en el patio de la Protectora de Animales. Los individuos que allí nos dejaron, como todo el que hace algo malo, esperaron al atardecer, blincaron la valla del refugio, ataron a mamá a un árbol y a nosotros nos metieron dentro de una caseta que hay en el patio. Allí pasamos la noche y, a la mañana siguiente, cuando llegaron las voluntarias, entramos con nuestra mamá a un chenil y a su lado estamos todo el día juntos, dándonos calor porque aquí hace mucho frío. Llegamos enfermos, como casi todos los cachorros, porque ni han cuidado a nuestra madre, ni mucho menos a nosotros, y solo dos lo hemos superado. Por fin podéis conocernos sanos y fuertes Necesitamos tres casas, que nos acojan y nos quieran de corazón. Hemos carecido de amor y de responsabilidad en nuestra tierra y el esfuerzo de las voluntarias no es suficiente para que nunca volvamos a sufrir.