Muy noble y buena, sociable, aunque un poco tímida al principio, como todos los podencos, porque la inmensa mayoría de ellos han sido tratados como herramientas sin ningún valor. Conocen el trato de cariño cuando llegan al refugio y entonces pierden el miedo a ser dañados y corren felices al sentir que son muy importantes para algunas personas. A siria le gustan nuestras caricias y ya nos busca para que se las hagamos. Se lleva bien con todos los perrillos y comparte chenil con tres amigos, abandonados como ella.

HISTORIA: Una amiga de la protectora me recogió en la autovía, por donde me vio cruzar varias veces cuando iba a su trabajo y regresaba a casa. Yo debí resguardarme en algún escondite cerca de la autovía y salía sin conocimiento del peligro que corría. No tuvo problema en cogerme para traerme al refugio, solo retrocedí un poco cuando me llamó, pero me quedé quieta y dócilmente acepté sus brazos para entrar en su coche. Después de diez días en el refugio, ya me acerco a las voluntarias porque me gusta que me acaricien y cada día tengo más amigos. Aquí espero la amistad y el calor de una familia para siempre.